Si te fijas verás que los colores de Sitges son especiales.
Las casitas de pescadores, encaladas con el blanco más puro y rematadas con la típica línea pintada de color azul intenso a ras de suelo, son uno de los atractivos de las calles más antiguas de Sitges y de los barrios tradicionalmente marineros.
Estos colores, bañados por la luz del sol y por la frescura de la brisa mediterránea, aportan a Sitges una belleza singular.
También el «blauet» conocido también como «Blau Sitges» nos define como un pueblo fiel a su origen marinero.
Luce también en puertas y ventanas, y se puede apreciar en su máxima expresión en lugares tan emblemáticos como el «Pati Blau«, fuente de inspiración para artistas como Santiago Rusiñol.
Otro color de Sitges es el verde de sus viñas con todas las tonalidades anaranjadas y granates que adoptan según la estación del año.
Un paisaje maravilloso que armoniza a la perfección con la belleza del parque natural del Garraf.
Las distintas tonalidades del verde de su vegetación autóctona y el azul del mar que vemos desde la distancia generan una mezcla de colores y unas vistas únicas.
Y volviendo a la variedad cromática de las viñas nos viene a la memoria el tono tostado de la malvasía.
Éste es el vino de Sitges, nuestro vino más característico, protagonista del conocido evento gastronómico “La semana de la Malvasía”.
El dorado del sol y la arena, el azul del mar, el rojo de los geranios que lucen en los balcones…
Sitges está lleno de matices, es color, luz, aire fresco… Pura esencia mediterránea.
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